Hasta la estación de bombeo solo puede llegarse por caminos de tierra. Desde allí, casi a orillas del río que ahora está totalmente seco, Graciela Rondón se asegura de que a más de 300 familias les llegue el agua –al menos– una vez por semana.
En la libreta que tiene en la mesa del televisor Eduardo Rivero anota las fechas del agua: cuando llueve, cuando llega la pipa, cuando compra porque se le acabó la de los tanques.
Allá en el Distrito José Martí, al noroeste de la ciudad de Santiago de Cuba, hay una ley no escrita: usted necesita un tanque de agua grande si quiere vivir en una zona donde el abastecimiento del líquido es cada ocho días.
Hace ya diez años que Enrique Angulo Montoya tiene un solo trabajo: poner y quitar el agua a toda la ciudad de Santiago de Cuba.
Cuando Carmen tenía 13 años su casa fue tiroteada dos veces. Era 1958 y la habían denunciado por colaborar con el Ejército Rebelde.
Fernando Chong después de jubilarse como policía se ha dedicado a sembrar árboles en Verraco, un lugar semidesértico en la provincia Santiago de Cuba. ¿Por qué lo hace?
El río Cupey, ubicado en Santiago de Cuba, hace diez años está seco. Esta es la historia de ese río y de dos mujeres que luchan por adaptarse a la sequía.
Gustavo vive en una comunidad rural llamada el Diez. Este sitio es uno de tantos que está en el Corredor Seco del Caribe, donde la sequía es cada vez más extrema. Este hombre de pueblo tiene un sueño y una pasión, la música.
Greter es una niña de seis años, ama cantar y jugar con sus primos. Parte de su herencia será, algún día, una finca de unas pocas hectáreas de tierra donde se siembran hortalizas para toda la familia.
Hace demasiado tiempo que Reinaldo Mestre hubiese querido sembrar café o plátanos en su parcela, pero le dijeron que no lo hiciera. Y no lo hizo, porque allá, justo donde tiene sus cultivos, debía correr la mayor vía de transporte de la Isla.